Una de las cosas positivas que puedo rescatar del paro de transportistas de hoy en mi país, es el hecho que, al menos por un día, se ha disminuido de alguna forma la emisión de gases tóxicos al medio ambiente. Si bien algunas personas aprovecharon para sacar sus carros y obtener ingresos extras, no se compara con un día normal, común y corriente, cuando diariamente circulan cientos y cientos de carros por el parque automotor limeño.
Caminar hoy por el Centro de Lima fue realmente algo más relajante, pues las calles por donde cruzo normalmente olían menos a humo y él ruido de los carros había disminuido un poco. Asimismo, por la televisión se apreciaba a la gente que caminaba y eso es bueno para la salud, aunque quizá muchos bolsillos se vieran afectados por tal medida, no hay que olvidar que sin buena salud no hay oportunidad para seguir trabajando y ponerle empeño a las cosas.
En todo caso, ese es el aspecto positivo. Fue un día de tranquilidad para los aires limeños, que del puente a la alameda y con el Presidente Toledo por un lado mirando de su balcón el rio Rímac contaminado, al menos hubo algo de suspiros y tranquilidad, en medio de huelgas y reclamos por un pago más justo.
