Ahora que es invierno solemos mantener cerradas las ventanas de nuestras casas, oficinas, automóviles, etc. Sin embargo, hay veces que mantener totalmente cerradas las ventanas puede ser nocivo en vez de protegernos de una posible gripe o resfrío.
Una vez, en un programa de televisión, un especialista en temas ambientales señaló que los automoviles -sobre todo en Lima- son fuente de monoxido de carbono. Esto lo pude comprobar un día que viaja en una camioneta rural o combi. Me llamaba la atención que, en horas de la mañana (serían las 8:00 am), las personas estaban aún con sueño. Muchas de ellas -quizá- con alguna razón; sin embargo, un gran porcentaje se dormía y, peor aún, las ventanas estaban cerradas, excepto la del chofer. Recorde que las combis son una terrible fuente de monoxido de carbono, un gas incoloro, inoloro, y que una de sus características es producir el sueño en las personas.
Comprendí, entonces, que cada día se consume un poquito de monoxido de carbono y que el sueño producido a aquellas personas era que el monoxido de carbono ya causaba efecto; pero, por el corto trayecto que realizaba cada uno de ellos, la presencia del monoxido de carbono no era de mucho riesgo. Además, la mayoría de vehículos que circula por el parque automotor limeño no tienen una mantenimiento continuo y sólo se preocupan de ello cuando hay alguna revisión técnica. Luego de eso pegan las lunas rotas con cinta, ponen mangueras en las asas de los asientos en donde se sujetan los pasajeros que viajan parados, parchan los asientos o ponen una frazada para tapar los huecos que tienen.
Es así nuestro transporte y, peor aún, en la combi asesina, no sólo por los accidentes, sino por el monoxido y, más cuando no abren las ventanas de las combis. Sé que en el aire limeño hay más contaminantes, pero al menos es bueno la circulación de aire en ambientes cerrados, pues sino es el monoxido, si se puede contraer una gripe, un resfrío o cualquier enfermedad con las ventanas cerradas.
Una vez, en un programa de televisión, un especialista en temas ambientales señaló que los automoviles -sobre todo en Lima- son fuente de monoxido de carbono. Esto lo pude comprobar un día que viaja en una camioneta rural o combi. Me llamaba la atención que, en horas de la mañana (serían las 8:00 am), las personas estaban aún con sueño. Muchas de ellas -quizá- con alguna razón; sin embargo, un gran porcentaje se dormía y, peor aún, las ventanas estaban cerradas, excepto la del chofer. Recorde que las combis son una terrible fuente de monoxido de carbono, un gas incoloro, inoloro, y que una de sus características es producir el sueño en las personas.
Comprendí, entonces, que cada día se consume un poquito de monoxido de carbono y que el sueño producido a aquellas personas era que el monoxido de carbono ya causaba efecto; pero, por el corto trayecto que realizaba cada uno de ellos, la presencia del monoxido de carbono no era de mucho riesgo. Además, la mayoría de vehículos que circula por el parque automotor limeño no tienen una mantenimiento continuo y sólo se preocupan de ello cuando hay alguna revisión técnica. Luego de eso pegan las lunas rotas con cinta, ponen mangueras en las asas de los asientos en donde se sujetan los pasajeros que viajan parados, parchan los asientos o ponen una frazada para tapar los huecos que tienen.
Es así nuestro transporte y, peor aún, en la combi asesina, no sólo por los accidentes, sino por el monoxido y, más cuando no abren las ventanas de las combis. Sé que en el aire limeño hay más contaminantes, pero al menos es bueno la circulación de aire en ambientes cerrados, pues sino es el monoxido, si se puede contraer una gripe, un resfrío o cualquier enfermedad con las ventanas cerradas.
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